Uno de los
asuntos más controvertidos en relación al Parlamento Europeo es el de sus sedes
o lugares de trabajo. Si bien es cierto que oficialmente la sede de esta
institución se encuentra en Estrasburgo, igualmente lo es que sus trabajos también se desarrollan
en otras dos ciudades: Bruselas y Luxemburgo.
En la
primera de estas tres ciudades, es decir, en Estrasburgo se desarrollan mensualmente las sesiones plenarias del
Parlamento. En Bruselas, los
eurodiputados celebran las reuniones de las comisiones parlamentarias y las
reuniones de los grupos parlamentarios, así como cualquier otra sesión plenaria
al margen de las ordinarias. Por último, en Luxemburgo se encuentra la Secretaría General de esta institución y
se llevan a cabo todos sus trabajos administrativos.
El motivo
de la existencia de estas tres, llamémoslas sedes, se halla en el propio origen
de las Comunidades Europeas. La primera Comunidad constituida, la Comunidad
Europea del Carbón y del Acero (CECA) estableció su sede en Luxemburgo. Por su
parte, las otras dos Comunidades, la Comunidad Económica Europea (CEE) y la
Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM), la fijaron en Bruselas. En
lo que respecta a Estrasburgo, su elección se debió, por un lado, a su
situación geográfica: no hay que olvidar que uno de los motivos de la creación
de las Comunidades Europeas fue el de poner fin a la rivalidad francoalemana
existente con motivo de la Segunda Guerra Mundial, y Estrasburgo, si bien se
halla en territorio francés, se encuentra en el límite de la frontera entre
estos dos Estados. Por otro lado, el Consejo de Europa, aunque es una
organización ajena a la Unión Europea, tiene su sede en esta ciudad y, por
aquel entonces, se consideró conveniente que el Parlamento Europeo se
encontrase próximo al mismo.
A pesar de
este razonamiento histórico, no cabe duda de que en la actualidad el hecho de
que una única institución cuente con tres lugares de trabajo supone un enorme
despilfarro, ya que, por un lado, significa un importante gasto de
mantenimiento de todos los edificios del Parlamento, y, por otro lado, implica
también un importantísimo desembolso mensual de dietas de desplazamiento y
alojamiento a eurodiputados y demás trabajadores del mismo.
Por ello,
el propio Parlamento Europeo pretende acabar con esta situación y establecer
Bruselas como su única sede. Para ello, sería necesario llevar a cabo una
modificación de los Tratados de la Unión Europea, dado que las sedes aparecen
fijadas en el Protocolo Nº 6 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea
(anteriormente, Tratado de la Comunidad Europea), y cualquier modificación de
dichas sedes deberá ser fijada de común acuerdo por los gobiernos de los
Estados miembros, de conformidad con el artículo 341 del mismo Tratado.
Esta medida,
en mi opinión tan necesaria, también cuenta con algunos detractores debido al gran
perjuicio económico que esto supondría para Estrasburgo. Para tratar de subsanarlo
se barajan distintas soluciones como una compensación económica a esta ciudad o
el traslado de algún otro organismo de la Unión Europea a la misma.
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